Segunda Planta: Cerámica y Ferrerías

La Cerámica Popular Vasca

La alfarería es, la fabricación a mano y a torno, de vasijas de barro que una vez cocidas adquieren una dureza que permite su utilización como recipientes.

La primera muestra de cerámica en el País Vasco aparece en el Eneolítico, en las cuevas de Santimamiñe y Arenaza, y en los enterramientos dolménicos.

Entre el estudio de la cerámica prehistórica y la cerámica del siglo XVIII existe no hay información suficiente que permita una hacer generalizaciones sobre tipología y perfiles. No obstante, la mayor riqueza de nuestra cerámica popular se dio entre finales del siglo XVI y primera mitad del siglo XIX.

La cerámica expuesta en esta sala pertenece a la producción de los siglos XIX y XX, que termina hacia 1940 debido al cambio producido entonces en la sociedad tradicional vasca y a la introducción de nuevos materiales y recipientes.

Una de las características fundamentales de la Alfarería Vasca ha sido, sin duda, la de su vidriado blanco (plomo, estaño y arena) hasta el punto de que piezas resistentes al fuego que se importaban de Muelas de Pan (Zamora) y Naves del Rey (Valladolid) por carecer en el País Vasco del barro apropiado para su confección, eran bañadas por nuestros alfareros con barniz blanco para su venta.

En Navarra, a excepción de Marañon y Lumbier, se utilizaba, exclusivamente, el barniz encarnado y trasparente.

La decoración, que en siglos pasados ha sido muy rica y variable, se centra principalmente en los colores azul, verde y marrón.

También ha contribuido a dar personalidad a nuestra alfarería, el perfil, la forma de algunas piezas. Figuran entre ellas la jarra de txakoli, alargada y estrecha, las jarras guipuzcoanas para leche, la escudilla o tazón de fondo curvo, los cuchareros navarros y, sobre todo, los cántaros entre los cuales destaca por la originalidad de su perfil, el cántaro llamado “Pedarra”, especie de enorme tetera achaparrada y de gran diámetro que se encuentra únicamente en el área de cultura pirenaica, a ambos lados de la frontera.

Lozas y Porcelanas Vascas

Presentamos en esta sala una selección de las piezas que el Museo custodia procedentes de las fábricas dedicadas a la producción de objetos utilitarios de loza y porcelana creadas en nuestro territorio entre los siglos XVIII y XX .

La primera parte está dedicada a la cerámica de esmalte estannífero (tradicionalmente denominada loza común), aquélla que se caracteriza por la aplicación de una cubierta de esmalte blanco a las piezas fabricadas a base de arcillas rojas o más o menos blanquecinas. Los objetos procedentes de las Fábricas de Loza Ordinaria y Fina de la Santa Casa de Misericordia de Bilbao servirán de testimonio de esta producción, usualmente decorada a mano con motivos vegetales y en una corta paleta de colores (verde, azul, marrón, amarillo...)

La loza fina es la protagonista del segundo capítulo. Se trata de una producción caracterizada por el empleo de pastas blancas recubiertas por un esmalte transparente y fácilmente identificable por sus profusas decoraciones a base de estampaciones y calcomanías.

Surgida a mediados del siglo XVIII en la factoría de Wedgwood (Inglaterra) con la finalidad de proporcionar a la emergente burguesía un artículo de aspecto similar a la porcelana pero a un precio menor, se difundió rápidamente por Europa y tuvo su expresión en nuestra tierra en las Fábricas de Busturia, Yanci y Axpe.

La exquisita porcelana, definida por su extrema blancura y traslucidez, originaria de China y fabricada en Europa sólo a partir del siglo XVIII, ocupa la última parte de la muestra. Las Fábrica de Porcelana de Pasages, creada en el siglo XIX, y las manufacturas de Bidasoa, Vidania y Porcelanas del Norte S.A, fundadas en el siglo XX, son el objeto de este apartado que pasa revista a su historia y a los elementos más definitorios de su producción, dando cuenta de la difusión entre todas las capas sociales de un producto originariamente elitista, símbolo distintivo de la realeza y la aristocracia europea.

La muestra ofrece también otras producciones foráneas, seleccionadas bien por presentar decoraciones de temática vasca, bien por haber sido encargadas por instituciones o familias vascas a destacadas manufacturas de su tiempo.

Descargar: Lozas y Porcelanas Vascas. Siglos XVIII-XX


Ferrerías

La siderurgia ha sido el sector más importante del tejido industrial vasco y una de las claves del poder económico del País. Su desarrollo se vio favorecido por la abundancia de recursos naturales disponibles, el primero de los cuales es la riqueza en mineral de hierro, de excelente calidad y fácil extracción y que se halla concentrado en una amplia franja de Euskal Herria (Somorrostro-Triano en Bizkaia, Peñas de Aia-Zerain-Mutiloa- Mondragón en Gipuzkoa, la parte septentrional de Álava y la zona noroeste de Navarra).

Los numerosos ríos y la abundancia de bosques proporcionaban la energía y el carbón vegetal necesarios para el funcionamiento de las ferrerías. Y fueron estos dos factores junto con la situación geográfica, la pujanza de la industria naval y la baja presión fiscal consecuencia del régimen foral, los que favorecieron el crecimiento de la actividad metalúrgica y convirtieron el hierro vasco en el principal objeto de comercio con los mercados europeos y coloniales.

Ya desde mediados del primer milenio antes de Cristo la metalurgia del hierro era conocida en Euskal Herria, desarrollándose en unas instalaciones preindustriales que llegaron hasta el siglo XIII sin grandes variaciones: las ferrerías de monte, haizeolak o agarrolak. Situadas en zonas boscosas y cercanas al coto minero, orientadas hacia los vientos dominantes y compuestas por hornos de reducción semienterrados, era aquí donde el mineral de hierro se transformaba en materia prima forjable utilizando como únicos recursos el carbón vegetal y la fuerza humana. Las haizeolak, encendidas día y noche, tal y como recogen las leyendas de los Jentilak y Sugea, iluminaban los montes de la vertiente atlántica y poblaron también los valles de la Llanada Alavesa.

Será en la segunda mitad del siglo XIII cuando las ferrerías hidráulicas, promovidas por las élites locales, comiencen a aparecer, solapando paulatinamente a las ferrerías tradicionales. La utilización del agua como fuente de energía para mover fuelles y mazos provocó el traslado de las ferrerías junto a los ríos, y permitió modernizar y ampliar la producción de hierro.

Tochos y lingotes de hierro (en muchos casos utilizados como lastre por los navíos que transportaban la lana castellana como mercancía principal), serán los principales objetos de exportación hacia los mercados de Francia, Inglaterra, Países Bajos y, desde fines del siglo XV, América. Junto a ellos, los productos manufacturados en las ferrerías menores y fraguas, tales como clavos, útiles domésticos, herramientas, armas... surtirán a las comunidades locales y también, aunque en menor medida salvo en el caso de las armas, a la demanda nacional e internacional.

La dura competencia en precio y calidad del hierro procedente de Suecia y Rusia provocó el lento declive de las ferrerías vascas durante el siglo XVIII y, a pesar de los esfuerzos realizados por los ilustrados de la Sociedad Bascongada de Amigos del País para su modernización, desapareciendo prácticamente al final de la siguiente centuria. Se da así el paso a la revolución industrial protagonizada por el carbón mineral y los altos hornos.

Descargar: Folleto Ferrerías


Descargar: Folleto Ferrerías Hidráulicas