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Zombies de un Bilbao valiente invaden el Museo Vasco

 

Las proyecciones de los cortometrajes Zonbi eguna y Bihotzez del director Pedro Olea son acogidas con gran entusiasmo por parte del numeroso público asistente al ciclo de documentales  


Más de un centenar de personas llenaba la sala del Museo Vasco en la que se proyectaban los cortometrajes Zonbi eguna y Bihotzez del bilbaíno Pedro Olea, dentro del ciclo de documentales en torno a la historia nostálgica y social de la Villa en el que los periodistas Alberto López Echevarrieta y Carlos Bacigalupe ejercen de maestros de ceremonia.

Entre los asistentes, encabezados por Pedro Olea, algunos de los zombies bilbaínos protagonistas de Zonbi eguna fueron los encargados de contar anécdotas sobre el film. El artista Jose Antonio Nielfa La Otxoa, Don Diego Lopez de Haro en ésta película o el actor Aitor Borodio, que encarna el papel de Sabino Arana, contaron con una sonrisa en el rostro el maravilloso compañerismo que existió durante el rodaje. El dolor de pies los días de grabación de La Otxoa debido a los tacones que llevaba o el parecido de Borodio con Sabino Arana que veía el director son anécdotas que despertaron las risas entre el público.

Olea quiso destacar que lo que buscaba con ésta película, rodada en tres días, era realizar un musical cabaretero en el que el resultado no fuese un cortometraje con tono serio. Como curiosidad, el director comentó  bromeando que debido a que había que acortar los minutos de la película, algunos piques graciosos rodados entre Sabino Arana y Unamuno por la Ikurriña fueron eliminados del resultado final.

Protagonista de la tarde fue también el cortometraje Bihotzez que habla de las inundaciones que sufrió Bilbao hace 30 años y del resurgir de la ciudad tras ésta catástrofe. En palabras del director se trata de un homenaje al renacer de la Villa. En el film, que refleja una ciudad luchadora y valiente en un momento complicado, se pueden ver lugares como la Plaza Nueva bilbaína con un mítico Calzados La Palma que por aquel entonces se encontraba en ésta ubicación, o la actividad que ya en esos años vivía el mercado.

Los aplausos pusieron el punto final a una tarde en la que el buen cine fue la estrella.